El film muestra como la Universidad de Santiago de Chile se posiciona como una alternativa dentro del nuevo «mercado» de universidades que fomentó la ley general de universidades dictada por el gobierno militar en 1981. Con su amplia oferta educativa y su tradición centenaria, la universidad muestra una trayectoria destacada desde sus inicios como Escuela de Artes y Oficios en 1849. En la búsqueda de perfeccionar la formación profesional, la casa de estudios cuenta con modernos laboratorios y centros de computación, así como también ofrece actividades científicas, culturales y artísticas para sus alumnos. Además cuenta con un centro médico para el cuidado de los alumnos y equipamiento complementario como una radio difusora y refugios universitarios en alta montaña.